Próximas proyecciones en el CineClub Imaginario

2011
enero
viernes 7
LA CLASE (ENTRE LES MURS) (Laurent Cantet)Francia, 2008
viernes 28
21 GRAMOS (Alejandro González Iñárritu)
EUA, 2003


Casa de la Cultura de Valencina (Sevilla) España, 20:30 horas. Entrada libre hasta completar aforo.

20100118

VALS CON BASHIR (Ari Folman) Israel, 2008. Viernes 22 de enero de 2010.

Dirección y guión: Ari Folman

Género: Documental - Animación – Drama

Producción: Ari Folman, Yael Nahlieli, Serge Lalou, Gerhard Meixner y Roman Paul

Música: Max Richter

Montaje: Nili Feller

Dirección artística: David Polonsky


Dibujos de la memoria

En 1982 tuvo lugar una terrible matanza en Sabra y Chatila, en la que miles de refugiados palestinos fueron ejecutados por parte de falangistas cristianos libaneses. Ari (Ari Folman), un maduro director de cine, cumplía el servicio militar en el ejército israelí en ese momento. Veinte años después de aquello, descubre que su cerebro ha bloqueado casi todas sus remembranzas de la tragedia, por lo que comenzará un viaje de autodescubrimiento que le llevará a recopilar alegatos de compañeros, periodistas y testigos del desastre, una experiencia en primera persona que pone al descubierto el papel de las fuerzas armadas hebreas como responsables indirectas de lo que sucedió. “Vals con Bashir” es una obra doblemente valiosa, en lo artístico y en lo humano. Por un lado, se trata del primer documental animado de la historia del séptimo arte, demostrando que la innovación sigue siendo posible, afortunadamente, y que las vías de expresión artísticas aún explotan nuevos caminos a seguir; por otra parte, demuestra la valentía del realizador, que se sitúa en el centro de una experiencia terrible, que lleva a los participantes ─y por extensión, al espectador─ a un escenario infernal recreado con crudeza y veracidad a lo largo de una retahíla de testimonios encaminados a una resolución tan terrible como ineludible, en un tono que abandona el aura de desenfado inicial a medida que lo pretérito se abre paso desde las profundidades de la memoria y lo tiñe todo progresivamente desvelando la verdadera naturaleza de esta propuesta tan descarnada como necesaria.

La utilización de las distintas técnicas de animación ─tridimensional, flash, tradicional─ sirve al cineasta como herramienta perfecta a la hora de recrear los abundantes pasajes oníricos que empapan la trama, instrumento fidedigno que refleja cómo los traumas de esta particular generación perdida ─otra de tantas─ emergen como daños psicológicos en forma de trastornos o sueños recurrentes que se repiten noche tras noche, haciendo imposible el olvido. Folman abre las puertas de recuerdos ─propios y ajenos─ sepultados en el tiempo, visiones subjetivas que aportan enfoques concretos de un mismo hecho, un montante de perspectivas que, sumadas y en conjunto, suponen una representación que no elude responsabilidades y considera directamente a todos los implicados. Una apuesta valiente, rematada con sabiduría y acierto por una secuencia final en la que imágenes de archivo sacan al palco de la inevitable ensoñación provocada por una sugestiva puesta en escena y lo devuelven a la realidad, grabando en su cerebro el culmen de una narración tan vigorosa como hipnótica y visualmente atractiva y fascinante. Devastadora, potente, surrealista y veraz, “Vals con Bashir” es un literal dibujo de los tramposos mecanismos de nuestra misma retentiva, infestada de claroscuros, logrando ser asimilada con facilidad por su forma pero que nos invade de manera irremediable por los cimientos en los que se sustenta.

(José Arce)

Contexto histórico. La guerra de El Líbano

En junio de 1982, el ejército israelí invadió el sur del Líbano como represalia por los continuos bombardeos infligidos a las poblaciones del norte de Israel desde aquel país. El gobierno israelí pensaba ocupar una franja de seguridad de 40 kilómetros, impidiendo así que los misiles palestinos alcanzasen Israel. Pero Ariel Sharon, el entonces ministro de Defensa israelí, desarrolló un plan tan imaginativo como fantástico: se trataba de ocupar Líbano hasta el mismo Beirut. Eso permitiría a su aliado cristiano Bashir Gemayel convertirse en presidente del Líbano, así como erradicar la amenaza al norte de Israel y consolidar sus posiciones contra Siria, país fronterizo con Líbano y que Israel siempre ha considerado como su peor enemigo. El gobierno aprobó una penetración de 40 km de profundidad, pero el ejército israelí se lanzó hacia Beirut.

A la semana habían tomado Líbano y estaban a las afueras de Beirut. Pero entonces surgieron varias preguntas: ¿Qué hace el ejército en una capital extranjera, lejos de su casa? ¿Por qué mueren soldados israelíes a diario en acciones bélicas que poco tienen que ver con la protección de la frontera norte de Israel? El paralelismo con la guerra de Vietnam era inevitable.

En agosto, a los dos meses de estallar la guerra y con el ejército israelí todavía a la
s puertas de Beirut esperando la orden de entrar en la ciudad, se firmó un tratado con los palestinos por el que todos los combatientes palestinos serían evacuados por barco a Túnez. A cambio, Israel retiraría sus tropas. Esa misma semana, Bashir Gemayel, comandante en jefe de la milicia cristiana falangista, fue elegido presidente del Líbano. Además de ser un hombre joven, elegante, apuesto, con mucho carisma, era muy admirado por las milicias cristianas y sus familias. También era apreciado por los líderes israelíes. El nombramiento de Gemayel debía asegurar una relativa tranquilidad en la tensa frontera entre los dos países.

Pero Bashir Gemayel fue asesinado mientras daba un discurso en la sede falangista de Beirut Este. Nadie reivindicó el atentado, pero se cree que fue obra de facciones sirias y palestinas.

Esa misma tarde, las tropas israelíes penetraron en una zona de Beirut Oeste, poblada mayormente por refugiados palestinos, y rodearon los campos de Sabra y Chatila. Al atardecer, un gran número de tropas falangistas, empujadas por el deseo de vengar la muerte de su amado líder, empezaron a llegar a la zona. Cuando cayó la noche, las tropas falangistas entraron en los campos de Sabra y Chatila, ayudadas por los soldados del ejército israelí. Supuestamente iban a limpiar los campos de combatientes. Sin embargo, apenas quedaban combatientes, ya que habían sido evacuados a Túnez dos semanas antes. Durante dos días seguidos se oyeron los tiros desde los puestos israelíes. Al tercer día, el 16 de septiembre, las mujeres palestinas consiguieron salir y se precipitaron hacia los soldados israelíes que les cerraban el paso. Hacía tres días que los falangistas masacraban a los habitantes de los campos. Mataron sin piedad a hombres, mujeres y niños. Se ha hablado de 3.000 víctimas aunque, hasta la fecha, se desconoce el número exacto.

Las protestas espontáneas de cientos de miles de israelíes obligaron al gobierno a crear un comité de investigación y a estudiar la responsabilidad de las autoridades políticas y militares. El comité culpó al
ministro de Defensa, Ariel Sharon, por no haber parado el horror cuando se le puso al corriente de la masacre. Fue obligado a dimitir y se le prohibió volver a ocupar el cargo de ministro de Defensa. Sin embargo, fue elegido primer ministro veinte años después.

Web oficial de la película

Trailer de la película:

Cortometraje: CHOKOPULPITOS (Pablo Llorens) España, 2005

Se trata de una c
rítica intensa y desgarradora, en clave de humor, a la publicidad y a la cruda realidad que se esconde tras ella. Un cortometraje sin concesiones que hace sonreír y reflexionar.

Aquí puedes v
er el cortometraje:

20100105

LA TETA ASUSTADA (Claudia Llosa) Perú, 2008. Viernes, 8 de enero de 2009

Dirección y guión: Claudia Llosa.
Duración: 94 min.
Género: Drama.
Interpretación: Magaly Solier (Fausta), Susi Sánchez (Aída), Marino Ballón
(tío Lúcido), Efraín Solís (Noé), Bárbara Lazón (Perpetua), María del Pilar
Guerrero (Máxima), Delci Heredia (Carmela), Karla Heredia (Severina),
Fernando Caycho (Melvin), Edward Llungo (Marcos).
Producción: Antonio Chavarrías, José María Morales y Claudia Llosa.
Música: Selma Mutal.
Fotografía: Natasha Braier.
Montaje: Frank Gutiérrez.
Dirección artística: Patricia Bueno y Susana Torres.
Vestuario: Ana Villanueva.


Sinopsis
Fausta (Magaly Solier) padece de “La teta asustada”, una enfermedad que se transmite por la leche materna de mujeres maltratadas durante la época de la guerra civil en Perú. Los infectados nacen sin alma, porque del susto se escondió en la tierra, y cargan un terror atávico que les aísla por completo.
Pero Fausta esconde algo más, guarda un secreto que no quiere revelar, hasta que la súbita muerte de su madre desencadenará hechos inesperados que transformarán su vida y la de otros.

Cine con mirada femenina
Claudia Llosa, en su segundo largometraje tras Madeinusa, regresa a su Perú natal para hacer una observación algo naïf de cómo el legado cultural subyace en las transmisión de padres e hijos en su forma más terrorífica: el traspaso de una madre a su hija del miedo provocado por un traumático suceso durante una guerra.
En La teta asustada encontramos herencias mal entendidas, herencias que se pierden y herencias que son reutilizadas por el consumismo atroz de nuestros tiempos. Las herencias se encargan no sólo de transmitir valores y principios sino también miedos, como el de la
madre de Fausta por las violaciones, que dejará huella en su hija y le impedirá relacionarse normalmente con los hombres durante buena parte de su vida. Como quien observa al microscopio, Llosa se acerca a través de esta madre e hija a la desolación y soledad de incontables mujeres peruanas que fueron violadas y maltratadas durante los veinte años de guerra terrorista en Perú, pero lo hace desde la distancia, sin crear mártires, sólo mostrando la realidad de una joven traumatizada por algo que no le pasó pero de lo que sufre las consecuencias.
Las herencias perdidas de las que hablaba quedan evidenciadas en La teta asustada por la aparición de una variante de las lengua quechua y por las canciones en esa lengua. La lucha de Fausta por mantener vivas esas tradiciones contrastan con los festejos (hasta cuatro bodas presenciamos en la película) adquiridos de un mundo que poco a poco se va imponiendo al original, del mismo modo que los fondos de paisajes exóticos son usados en las sesiones fotográficas para ocultar la realidad huyendo a lo idealizado por foráneo. Eso amplifica la soledad del personaje principal y magnifica su condición de último eslabón para la protección de la memoria histórica, cultural y emocional. Las otras herencias, las reutilizadas, sirven para nutrir como materias primas a los modismos contemporáneos que pretenden capturar la esencia de lo puro para mercantilizarla. Es el caso de la pianista para la que trabaja Fausta.
Claudia Llosa viste su pseudo-retrato de un lirismo cercano al realismo mágico haciendo que todo lo impensable de su propuesta resulte creíble, convirtiendo lo aparentemente inverosímil en auténticas situaciones pintorescas. El poder de sugestión de La teta asustada reside en esa capacidad de Llosa por tratar una realidad como si fuera un cuento, aunque al hacerlo se mantenga distante de lo que retrata. El costumbrismo de algunas escenas y ese realismo mágico del que hablábamos nos coloca de pleno en la tradición pero la distancia que marca Llosa impide que La teta asustada se convierta en un ejemplo de cine social panfletista. Al fin y al cabo, del mismo modo que nos habla de una realidad histórica a través de esa relación heredada de madre a hija, también nos habla de una joven que busca encontrar su identidad deshaciéndose de la tradición. Acercarse a la historia es una forma de ver lo que somos a
través de la evolución de la herencia que nos ha llegado.
Mónica Jordán (El séptimo vicio, Radio 3)

Trailer de la película