Próximas proyecciones en el CineClub Imaginario

2011
enero
viernes 7
LA CLASE (ENTRE LES MURS) (Laurent Cantet)Francia, 2008
viernes 28
21 GRAMOS (Alejandro González Iñárritu)
EUA, 2003


Casa de la Cultura de Valencina (Sevilla) España, 20:30 horas. Entrada libre hasta completar aforo.

20090313

IT'S A FREE WORLD (En un mundo libre) (Ken Loach) RU, 2007. Viernes 20 de marzo de 2009. 20:30h. Casa de la Cultura de Valencina. Entrada libre.


Título: En un mundo libre...

Título original: It's a Free World

Productora: BIM Distribuzioni

Año: 2007

País: Reino Unido, Italia, Alemania, España

Duración: 96'

Dirección: Ken Loach

Producción: Ken Loach, Rebecca O'Brien

Guión: Paul Laverty

Música: George Fenton Fotografía: Nigel Willoughby Montaje: Jonathan Morris

Intérpretes: Kierston Wareing ANGIE, Juliet Ellis ROSE, Leslaw Zurek KAROL, Joe Siffleet JAMIE, Colin Caughlin GEOFF, Maggie Russell CATHY, Raymond Mearns ANDY, Davoud Rastagou MAHMOUD, Mahin Aminnia LA MUJER DE MAHMOUD

Premios: Festival del Sahara, mejor película. Venecia, mejor guión.

Sinopsis

Angie no ha recibido una educación demasiado esmerada, pero está llena de energía, ingenio y ambición. No es la primera vez que se queda sin trabajo, pero ahora intenta rehacerse y demostrar lo que vale. Angie y su compañera de piso, Rose, deciden ser sus propias jefas, y abren una agencia de trabajo temporal para trabajadores inmigrantes que actúa en un mundo inestable en el que el trabajo es barato y las leyes sólo sirven para ser ignoradas.

Comentario

El prolífico director de cine social Ken Loach vuelve a formar parte de la cartelera española gracias al estreno de En un mundo libre, la enésima colaboración con su inseparable compañero creativo, el guionista Paul Laverty, con el que, aunque parezca más tiempo, lleva trabajando sólo desde 1996. Su nuevo trabajo –que sucede a El viento que agita la cebada, ganadora de la Palma de Oro de Cannes- fue presentado en el pasado Festival de Venecia, donde de hecho consiguió la Osella de Plata al Mejor Guión. El guionista Laverty, que reside con frecuencia en España, ha denunciado, en referencia a la obra, la actitud de los conservadores británicos y la derecha europea en general ante la inmigración ilegal. Por un lado, ha señalado que la alientan para aprovecharse de “una mano de obra cada vez más barata” pero niegan a estos inmigrantes los derechos más básicos y les achacan los males de la sociedad. La inmigración es un tema recurrente en el cine del británico Loach, pues lo ha abordado en varias películas en esta misma década (Pan y rosas, Sólo un beso y La cuadrilla). En el aspecto interpretativo, todos los actores están estupendos, de nuevo en la línea del cine del director británico, destacando la protagonista Kierston Wareing, quien ha recibido alabanzas como actriz revelación, como demuestran sus dos nominaciones a los Premios del Cine de Independiente Británico y que interpreta un personaje lleno de matices. También destaca la labor de Juliet Ellis, su amiga, que intenta poner orden en la vida cada vez más acelerada de Angie.

Loach acierta de pleno con el enfoque de la película. En lugar de ir a lo fácil, de poner a grandes empresarios aprovechándose del sudor y la sangre de los empleados, pone a una mujer que parece que lucha por el bien del trabajador, por el fin de los jefes, por la ruptura del sistema. Pero no. Ella es el sistema. Desde el momento en el que se aprovecha de las reglas del juego, se convierte en parte del sistema. Sin darse cuenta, Angie pasa de insultar a sus jefes a comportarse como ellos. Utilizará todo lo que esté en su mano para enriquecerse y salir adelante, cueste lo cueste, pisoteando a las personas que haga falta. En un momento de la película, Angie llega a decir algo así como “es un mundo libre y a todo el mundo le importa una mierda”. Es lo que parece promover el sistema. Que todos seamos lobos y sólo miremos por nuestro propio interés. Así, los más poderosos seguirán en su sitio, con su culo bien protegido.

Loach nos acerca a la realidad y lo hace con una película sobria, de estilo austero, como le caracteriza. Huye del estilo “realista” que significa mucho mareo de cámara y montaje acelerado, va a lo sencillo y a lo que funciona.

En un mundo libre es una película necesaria, de las que invitan a la reflexión al salir del cine y que denuncia algo que está ahí y que preferimos no ver. Un nuevo acierto de Ken Loach, una buena película.


Aquí puedes leer interesantes críticas de Federico Volpini y Dr. Etxea
Trailer en V.O.S.

Trailer doblado en español

20090303

EL BOSQUE DEL LUTO "Mogari no mori" (Naomi Kawase) Japón, 2007. Viernes, 6 de marzo de 2009. 8:30 de la tarde en la Casa de la Cultura de Valencina


Página oficial de la película (Trailer, sinopsis, ficha técnica, ...)
Página de la distribuidora

SINOPSIS

Shigeki vive en una pequeña residencia para jubilados. Machiko, una de las empleadas de la residencia, le presta una atención especial. Sin embargo, ella está secretamente conmocionada por la perdida de su hijo. Después de celebrar el cumpleaños de Shigeki, Machiko decide llevarle a un paseo por el campo. Conducen a lo largo de pintorescas carreteras secundarias, pero el coche se queda averiado en una cuneta y deciden abandonarlo y emprender juntos un viaje de descubrimiento.

El comienzo del largometraje es ilustrativo para lo que el público se va a encontrar. Asistimos a un largo plano sostenido del viento moviendo los árboles, para a continuación enfocar un cortejo fúnebre que atraviesa el bosque, y después de varios minutos escuchar las primeras palabras de la cinta, pronunciadas por un monje budista a un grupo de jubilados a los que explica la diferencia entre "estar vivo" y "sentirse vivo". Estéticamente quedan ya definidas las pautas de un cine contemplativo y muy poético, de enorme belleza visual y potente sentido simbólico, pero también muy intimista y parsimonioso, que exigirá sosiego y tranquilidad en quien se disponga a verlo. La atención se centra en cada gesto y mirada de los personajes (magníficas las interpretaciones de Shigeki Uda y de Machiko Ono), en una palabra dicha a media voz entre el temor y la duda, en el contraluz y el cielo que tan pronto deja pasar los rayos de luz del sol como los oculta entre la negrura de nubes de lluvia. Es la tensión entre la muerte y la vida, entre el remordimiento y la necesidad de encontrar la paz de conciencia, entre la presencia de los seres queridos y su ausencia, entre la materialidad de lo terreno y lo etéreo de lo espiritual, entre la oscuridad y la luz.

La directora japonesa nos muestra un cine de exquisita sensibilidad y de profunda piedad, moroso y sin prisa para contar sucesos extraordinarios o exteriores durante el viaje, sin interés en desvelar el pasado de los protagonistas. Es un relato interior, un viaje emocional de ritmo lento, que se entretiene en recoger parajes de una gran belleza pero con una fuerte carga simbólica: no son simplemente estampas hermosas sino más bien estados sensoriales y emocionales de fuerte dramatismo. Le interesa acompañar a esas dos almas en pena que deberán sufrir vientos y lluvias intempestivas, rápidos fluviales que están a punto de costarles la vida, para después llegar a disfrutar de la tranquilidad y sosiego de haber cumplido con un deber de conciencia. El paisaje es el auténtico protagonista porque es trasunto del alma de los dos individuos atormentados por su pasado, y la película se convierte en una suerte de "ascensión" o "balada" a la montaña de Narayama, una constante del cine japonés. Con una cámara nerviosa que habla de la dificultad para atravesar la vida, el espectador asiste a momentos críticos seguidos de otros conmovedores, como la escena en la que, tras el aguacero torrencial, Machiko se quita la ropa para dar el calor de su cuerpo al anciano que tiembla con síntomas de muerte.

Crítica de Beatriz Maldivia

La directora proviene del documental, y ése es un enfoque que se nota en toda su filmografía, desde decisiones más evidentes como contar con operadores de cámara que también provienen del documental y el empleo de actores no profesionales, hasta otras mucho más sutiles que tienen que ver con la puesta en escena o el fuera de campo.

‘El bosque de luto’ es una espléndida forma de adentrarse en el más que interesante cine de Naomi Kawase. La película nos narra, con toda la parsimonia que eso requiere, la historia de Machiko, una joven enfermera en un asilo, y la de Shigeki, uno de los ancianos que allí son atendidos. Ambos personajes viven sumidos en una profunda tristeza por la pérdida de un ser querido: su hijo, en el caso de Machiko, y su mujer en el caso de Shigeki.

En vez de cargar las tintas dramáticas, Naomi Kawase apuesta por la sutileza y la sobriedad: la angustia de estos dos personajes es muy contenida y se manifiesta de forma ejemplar en la frase que Shigeki le hace al monje budista que visita al asilo: “¿Cómo sé si estoy vivo?”. El monje le responde con una doble pregunta: para saber si estás vivo hay que saber dos cosas. La primera, y muy fácil, es si comes arroz y condimentos. La segunda, más difícil, es saber si experimentas sensaciones.

A partir de ahí, el destino de Machiko quedará unido al de Shigeki: un día, durante un viaje en coche, el anciano escapará hacia el bosque en busca de la tumba de su mujer, y Machiko lo perseguirá. Comienza un viaje de dos días en el que los personajes tendrán que sentir, que recuperar sus vidas anuladas por el dolor.

La sutileza con la que Kawase filma su relación es magnífica: todo son actos cotidianos que esconden un poderoso subtexto. Todo son elegantes metáforas, como la del río que se desborda mientras el anciano intenta cruzarlo. Machiko le implora, llorando, que no cruce, que el peligro es muy grande. Una vez Shikegi desiste, abraza a una desconsolada Machiko mientras le dice “el río nunca volverá a su fuente”. Una metáfora tan sencilla como eficaz sobre la aceptación de la muerte.

El estilo visual de Kawase es, asimismo, muy acertado. Una peculiaridad de esta directora es su trabajo con el fuera de campo: todos los sonidos comienzan antes de que podamos descifrar cuál es su fuente; los personajes reaccionan ante cosas que no hemos visto. Es la cámara en mano, con su inquietud de documental (aunque para nada mareante) la que nos va descubriendo la realidad que nos rodea. Y me parece la mejor opción para una película que nos quiere contar el redescubrir la vida, y que alcanza la excelencia en su emotiva – e igualmente sutil – escena final.

Si Imamura, en ‘La balada de Narayama’, nos contaba el estoico peregrinar de unas gentes hacia el aceptar su propia muerte, Naomi Kawase, en ‘El bosque de luto’ nos cuenta el peregrinaje hacia volver a descubrir la vida. Una sobria, elegante y emotiva película que incluso dentro de sus lentitud transmite tantas sensaciones que merece la pena.

Aquí podéis ver la película completa